-Hay que hacer parar la lluvia.
miércoles, 4 de junio de 2008
Mamuts
domingo, 1 de junio de 2008
De risas y escafandras...
El novio de esta chica estaba tirado en el piso con el culo ensangrentado y una sonrisa de piano. Ya está, se pasó al bando de los que se viven garchando entre ellos: son misóginos. Odian los agujeros femeninos. Ella lloraba compungida, le acaricié la espalda y bajé hasta el culito de cereza, la noté relajada, como si lo nuestro fuera algo cotidiano. Levantó la vista y me escupió, luego paso su lengua chupándome todo la cara. Nos tapamos un poco más, volaban botellas, soretes, mocos, uñas, y en el piso había ya treinta centímetros de jugo humano. Vi hundir una cabeza en la marea amarilla, luego partida por un cascotazo en la cabeza: uno de los ojos fue justo hasta la remera de la niña que ahora tenía los dientes entretenidos con mi pirulín. La manchó de sangre pero por suerte no lo notó. La di vuelta rápidamente dejando su pollerita rosa de bincha, hablaba de la revolución permanente y yo le contaba acerca del movimiento que tenía entre las piernas, bailábamos entre nuestras manos hasta que el eclipse arruinó el festejo. Entraron unos negritos que el partido tenía encerrados para que les hicieran banderas y pancartas, negritos de las provincias: sin dientes y en bolas, y como eran negritos que comían poco y trabajaban mucho empezaron a tirárselos por la cabeza. Pude esquivar el que venía por delante, la sangre fue una lluvia, cayeron gusanos y cantidades exorbitantes de negros, cuando volví para mirarla a ella, la más linda, tenía el cuerpo destrozado: un negrito la partió en dos. Le dio de lleno entre las dos tetitas. Dejé el fiambre joven y hermoso con una gran dosis de pena mientras esquivaba unos cuantos puntos negros voladores. Era el momento de la fuga.
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