viernes, 25 de julio de 2008

...dos de más

Me toqué la nariz, helaba, intenté buscar mis dientes, se habían ido lejos, quizá más lejos que mi conciencia. Caminamos mudos por la calle desierta. Un viento frío nos envuelve, busco aire en la jaula nocturna.
-Es buena. -Dice limpiandose una mueca.
-Sin palabras. -Repito mecánicamente.
Más allá una luz roja, el auto quieto en mitad de la calle. Después, silencio.